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Si hace tiempo que nos conoces, ya sabrás que en RIU estamos convencidos de que los edificios sin personas son solo eso: edificios. Es la gente quien los llena de vivencias y recuerdos. Tenemos la fortuna de contar con 98 hoteles impregnados de historias de nuestros clientes. Pero también sabemos que muchas de esas historias se forjaron incluso antes de nuestra llegada. Este es el caso del hotel Riu Plaza Manhattan Times Square, ubicado en el vibrante centro de Nueva York.
Este hotel esconde en sus cimientos una preciosa historia familiar. Hace más de 100 años, en este mismo lugar, se alzaba el Hotel América, testigo de las peripecias de un joven llamado Alejandro Cortés. El 3 de octubre de 1919, Alejandro llegó por mar a Nueva York desde Cuba en busca de nuevas oportunidades, después de que la Gran Guerra dejara tiempos muy difíciles para todos.
Como muchos inmigrantes de la época, entró por la Isla de Ellis con poco más que determinación y esperanza. Aquellos primeros días los pasó hospedado en el Hotel América, justo donde hoy se encuentra nuestro Riu Plaza Manhattan Times Square. Como dato curioso, el hotel de entonces contaba con uno de los restaurantes españoles más conocidos de la ciudad.
Gracias a su tesón y trabajo, aquel joven logró abrirse camino en Estados Unidos. Durante varios años vivió en Nueva York, New Bedford y Boston. Con esfuerzo y dedicación, pudo volver años después a España con una vasta experiencia, hablando un inglés perfecto y con una fortuna que le permitió convertirse en empresario. La huella de su esfuerzo aún permanece: construyó un edificio de pisos en el centro de Las Palmas de Gran Canaria que forma parte de su legado.
Alejandro González Cortés, nieto de Alejandro, en el Riu Plaza Manhattan Times Square con su mujer y su hija.
Alejandro González Cortés, nieto de Alejandro, ha sido quien nos ha contado esta historia 106 años después. Alejandro, que es comandante de aviación, se alojó en el hotel Riu Plaza Manhattan Times Square con su familia. Fue un viaje cargado de emoción y memoria. No solo una escapada a la ciudad, sino un homenaje a su abuelo, a sus difíciles comienzos y al sueño americano que, en su caso, se hizo realidad y que hoy sigue presente en la familia.
Desde RIU nos sentimos felices de ser parte de esta historia familiar tan especial y de saber que nuestros edificios mantienen vivos muchos recuerdos importantes de nuestros clientes.
¡Gracias por compartirla con nosotros, Alejandro! ¿y tú? ¿Tienes alguna historia que te una a nosotros? ¡Te animamos a escribirnos!
